miércoles, 28 de mayo de 2008

Hadas de todo el mundo: Apsarâs



En una corta serie, voy a narrar la historia de "hadas" alrededor del mundo. En esta primera entrega hablaré de las Apsarâs.

En muchas y variadas mitologías, de todos los rincones del mundo, aparecen seres maravillosos y encantadores, que con sus cualidades evanescentes y mágicas, nos transportan hacia ese Reino Faérico, entre la Tierra y el Cielo. Si bien algunas de ellas nos podrían arrastrar hacia los más profundos abismos, la mayoría nos invitan a disfrutar de su belleza, una exaltación de la creación, un recuerdo al alma de que somos mucho más de lo que creemos.

En la mitología Hindú nacen, al principio de los tiempos, cuando los dioses movían las aguas del océano primordial, para formar ambrosía, unos seres hermosos y delicados, espíritus de las aguas y del viento, llamados Apsarâ. Estas ninfas o doncellas celestiales son mujeres de gran gracia, elegancia y belleza, que bailan al son de la música que producen sus esposos los Gandharvas, o sirvientes del dios Indra. A veces, vestidas como cisnes, bajan a la tierra para disfrutar del amor de los mortales, quienes son elevados al rango de héroes, tal como lo cuenta la historia de Purûravas y Urvaçi. Habitan en los palacios dorados del paraíso de Indra, o Reino Celestial de la mitología hindú. Se alimentan con ambrosía y ghee.


Las Apsarâs son tan seductoras que cualquier mortal que las mira se queda hechizado por siempre. Ni siquiera los dioses pueden resistirse a sus encantos. Aunque pueden cambiar su forma a voluntad, a menudo aparecen mujeres encantadoras con pequeñas cinturas, caderas redondeadas y piernas y glúteos firmes. Tienen senos generosos, redondos y firmes que inspiran amor divino. Sus preciosos rostros ovalados están magníficamente enmarcados por un lustroso y sedoso cabello negro. Sus ojos almendrados y sus labios como pétalos de loto enamoran a quien las mira.

Casi siempre se adornan con perfumes y ungüentos. Llevan brazaletes de oro y raras perlas en sus seductores brazos y campanas en sus tobillos. Sus cabezas están coronadas por tiaras de flores y usan largos aretes que resaltan sus delicadas facciones. Como vestidos sólo llevan puesta una pequeña faldilla de muselina celestial que se sostiene por un cinturón ricamente ornamentado.

A veces tienen el rol de representar las artes, al igual que las musas griegas; otras, son seres que habitan árboles e higueras. También tienen la función de "tentadoras", seres que, enviadas a seducir a los ascetas por el dios Indra, se enredan con humanos en apasionadas relaciones, alejándolos de su poder personal.

Fuentes: Pierre Dubois, "The Great Encyclopedia of Faeries"

viernes, 16 de mayo de 2008

La naturaleza y las hadas

Al penetrar al corazón del mundo de las hadas, nos hallamos ante la inmensidad de la naturaleza. En la palpitante morada de las posibilidades nos hallamos ante la variedad ilimitada de las especies. Al igual que las criaturas humanas, las hadas son individuales y muy sensibles. No les les debe confundir con meros seres elementales o fantásticos, a pesar de que algunas de ellas se nutran y cuiden de algún elemento en particular. Ellas tienen emociones y relaciones muy similares a las humanas, aunque con un sentido ético que se escapa a muchos de nuestra especie.


Cada familia de hada es única. Algunas son maliciosas e incluso peligrosas. Cada hada tiene su propia personalidad, estabilidad, talento, hábitos, gustos, etc. Las más vistas por los niños son las pequeñas hadas luminosas y danzarinas. su aspecto puede ser sólido o translúcido. Algunas veces se manifiestan en el espacio físico, pero la gran mayoría de veces somos nosotros quienes entramos a su Reino Mágico.

Entre las hadas, es posible verlas elegantes y también corrientes, humildes y amables o feroces, siniestras y traviesas. Sienten con intensidad tanto el dolor como el enojo, la alegría y el amor. Pero hay cosas comunes a todos los seres faéricos y son su pasión por cuidar la naturaleza, danzar y cantar. Les gusta hacer bromas y espiar a los humanos.

Dentro de el vasto mundo de las hadas existen dos subgrupos: las hadas que viven en comunidad, conocidas como hadas de tropa, y las solitarias. De las hadas de tropa se han ilustrado mucho sus famosas "rades" o desfiles, en las cuales todas van vestidas en sus mejores galas.

Si al entrar a un bosque con magníficos árboles, sentimos sobrecogimiento, se debe a la presencia de las hadas. Algunas de estas criaturas comparten su destino con los árboles y así adquieren características físicas del árbol al cual pertenecen. Algunos seres élficos son altas y delgadas doncellas y otros son viejecitos arrugados. Se diferencian de las damas blancas y de las damas verdes porque estas hadas son uno sólo con su árbol. Algunas son conocidas como Dríadas, Hamadríadas, Elfos del Bosque, Mujeres del Bosque, Trolls de los Bosques o Vily (en Bohemia, Hungría y Bulgaria).
Los árboles que se usan para los rituales mágicos son los que usualmente están "habitados" por espíritus del Otro Reino, tales como: fresno, roble, saúco, endrino, serbal, entre otros. Cada uno posee propiedades que las hadas emplean en sus hechizos y pueden compartir con los elegidos. Los habitantes mágicos defienden sus moradas, por lo que si se mata a un árbol, las consecuencias son nefastas para los perpetradores...

Fuentes: 
Edain McCoy, Guía de las hadas y otros seres fantásticos; Teresa Martin, Vida, secretos y costrumbres del mundo encantado de las hadas; Pierre Dubois, The Great Encyclopedia of Faeries.