miércoles, 14 de octubre de 2009

De hechicera a bruja hay sólo un paso

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La tierra duerme en silencio, la noche cubre como un velo los cielos y confundiéndose con las sombras aparecen por la esquina del ojo izquierdo los fantasmas, los monstruos, personificando lo desconocido y terrorífico que nos pone la piel de gallina y el corazón en la mano. Entonces, para librarnos del horror que nos congela la sangre, convocamos a la dama de la Luz, a la Hechicera. Esa dama hermosa aparece rodeada de un brillo que aleja los miedos, trayendo con su voz celestial la música de las esferas, restaura la paz y transforma todos esos terrores en polvo de estrellas, transportándonos a la tierra de los dulces sueños.
Las hechiceras no sólo disuelven la oscuridad, disipando las dudas y los temores, sino que también sanan con sus pociones mágicas, adivinan el presente secreto y el futuro incierto, guían hacia la buena fortuna, protegen, bendicen y encantan. Algunas son benéficas hadas madrinas y otras se presentan llenas de sensualidad y sexualidad que seducen y enamoran. Son creadoras, creativas, sanadoras, contadoras de historias, tejedoras de sueños, en fin, son el principio y el fin de todo lo bueno. Estas fabulosas magas son el arquetipo de la diosa en su aspecto de dadora de vida, del contacto directo de lo bueno y natural, y son representadas por las antiguas sacerdotisas, las mujeres sabias y las santas de las religiones cetónicas. Y todas las mujeres tenemos la posibilidad de encarnarlas alguna o varias veces en la vida.
Pero todo gran poder además de ser venerado, puede ser temido y deseado. Todo gran poder también puede ser pervertido y usado para el mal. Y cuando el amor o el deseo insatisfechos, cuando la ansiedad por poseer el poder se apodera del corazón de los hombres (o mujeres), entonces la maravillosa hechicera se transforma en la monstruosa bruja. Al ser inaccequible se transforma en depredadora implacable, en engañosa, despreciable, mortífera. Entonces los encantos mutan en trucos para atraer a las inocentes víctimas y devorarlas.

La transformación de hechicera a bruja o de bruja a hechicera está atravesada por el nivel de conciencia social e individual. Durante mucho tiempo la Diosa que era venerada como bondadosa, a pesar del ciclo de vida,muerte y renacimiento fue transformada en demonio por las culturas donde imperaba el Dios padre, no necesariamente bueno y la mujer fue concebida como el origen de todo pecado. Así mismo fue que en la conciencia de algunos hombres impera el miedo a las mujeres a veces transformándolas en monstruosas brujas, las que en un inicio eran bondadosas hechiceras. Entonces surge la traición. Esa traición es una espada de doble filo, que hiere tanto al que traiciona como a la que fue traicionada, miren sino la historia de la hechicera Medea...
Sin embargo, también existe el aspecto positivo de la bruja, como la justiciera, quien a pesar de parecer fea y malvada, resulta ser la fuente de un conocimiento profundo, y es quien premia a los justos y buenos y castiga a los malos, como en los cuentos: Vasilisa la Hermosa o en Frau Holle. Para los Cochiti (indígenas norteamericanos) existe la Mujer Amarilla, la bruja depredadora que se transforma en la Mujer Total, la benefactora, esposa y heroína de los pueblos vecinos, entre ellos los Navajo. Para los Keres (los Cochiti son un pueblo kere) el amarillo es el color de la feminidad. Así, la bruja de unos es la diosa bondadosa de sus enemigos.
La Mujer Amarilla es un Espíritu, una Madre, una mazorca bendita, un arquetipo, una hija, una hermana, un agente de eventos oscuros, la chica que huye con los enemigos (Navajos, mexicanos o Zunis). Es tanto la buena madre creadora como la mala madre destructora. La Mujer Amarilla representa la Mujer Total, ya que el color amarillo es el color de la feminidad.
Éste es sólo uno de los ejemplos de cómo la Diosa Total se transformó en la diosa compuesta, en varias diosas y sus rostros de juventud, adultez y ancianidad, es decir, de vida y muerte. Y también las mujeres fueron cortadas y separadas. Se empezó a ver a las mujeres como la madre virgen, o la tentadora malvada. Pronto pasó de ser la hechicera a la bruja, cercenando la sexualidad femenina. Así, las hermosas hechiceras, tan pronto se muestran reticentes a mostrar indulgencia con las falencias ajenas o que manifiestan abiertamente su poder, son transformadas en brujas... pero las brujas también existen.
Fuentes: "Yellow Woman" por Leslie Silko y Melody Graulich; "La diosa" por Shahrukh Husain