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Les extiendo la invitación a vivir la primavera como un renacimiento. Hay aún mucho de qué hablar, muchas diosas que conocer y venerar, muchas hadas que nos invitan a celebrar la riqueza y abundancia, la belleza y la plenitud, más allá de la época misma en la que nos encontremos. Vivamos esta primavera eterna que se disfruta desde la mitad del mundo y también en el Otro Mundo. Celebremos el inicio de una nueva era y un puente hacia una vida más plena.
Es posible que estemos en medio de la búsqueda o al inicio de la misma. Puede ser una búsqueda de la Verdad, del cambio o de la Magia. Puede que estemos buscando otra forma de ver la vida u otra vida o posiblemente todas las anteriores. Las imágenes que pueblan nuestra imaginación y las que a veces se intercalan con aquellas de la vida cotidiana nos anuncian que necesitamos nutrir nuestras almas. Ya basta de cavar y recavar, de elucubrar y consumir información o conocimiento. Seguro nuestros sentidos se hallan saturados.
Imaginemos un prado o la suave arena y recostémonos por un momento. Dejémonos arrullar por el sonido del agua y el viento y que el sol caliente nuestros corazones. Descubramos los elementos femeninos que llevamos en nuestro interior. Integremos aquellos elementos antes aislados, a fin de reconciliarnos con las impresiones contrapuestas de la Madre, de la Feminidad. Hombres y mujeres necesitamos hacer las paces con las imágenes de la vida y la muerte, noche y día, bueno y malo, con las dicotomías de la vida, para dar paso a nuestra resurrección, a una vida plena de alma.
Imaginemos un prado o la suave arena y recostémonos por un momento. Dejémonos arrullar por el sonido del agua y el viento y que el sol caliente nuestros corazones. Descubramos los elementos femeninos que llevamos en nuestro interior. Integremos aquellos elementos antes aislados, a fin de reconciliarnos con las impresiones contrapuestas de la Madre, de la Feminidad. Hombres y mujeres necesitamos hacer las paces con las imágenes de la vida y la muerte, noche y día, bueno y malo, con las dicotomías de la vida, para dar paso a nuestra resurrección, a una vida plena de alma.
Esto de ninguna manera significa que la vida deja de tener contradicciones ni que dejará de presentarnos obstáculos, simplemente es una invitación a convertirnos en los héroes de nuestra existencia y a dejar surgir la pasión y la motivación de la búsqueda. Permitamos que la divinidad inmanente guíe y proteja nuestra travesía, y que sea Ella quien nos nutra de fortaleza a través de sus pruebas y obstáculos, que sea Ella el premio final ante nuestros triunfos, ya que a la final son Sus brazos los que nos acogen en el transcurso de esta y de las otras vidas.
Fuentes de inspiración: Thomas Moore, "El cuidado del alma"; Shahrukh Husain, "La diosa"
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