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En
la Odisea aparecen dos figuras femeninas que encarnan la mujer terrenal,
Penélope, y la mujer mágica, Circe. En la Odisea estas dos figuras femeninas,
la diosa y la mujer son casi un reflejo especular y representan más el ánima de
Odiseo, a decir de la psicología analítica junguiana, que figuras femeninas en
sí mismas. De la misma manera Calipso representa la sombra del ánima.
Pero,
¿qué significan Circe y Penélope para la consciencia femenina?
Primero: ¿Quién es Circe?
En
el relato de Homero, Odiseo vagó y erró por diez años después de salir de Troya
hacia su tierra, Ítaca, cuando llegó a la isla encantada Ea. Ea era una isla de
la aurora, donde gobernaba Circe, hija de Helios, dios del sol y Persea y por
herencia conectada a las inmensas energías del mar y de la luz.
Si
bien Circe actúa en apariencia como una mujer mortal: canta junto al telar,
sirve viandas y bebidas a sus huéspedes e incluso intenta seducir a Odiseo con
promesas de poder y sexo, en realidad todos sus actos son mágicos.
Circe
teje e hila la trama del destino de los humanos, sus hilos son arquetípicos. La
comida que sirve está hechizada y transforma a los marineros en cerdos. La
única forma en que Odiseo se une a Circe, es gracias a la hierba mágica “moli”,
la cual evita que sea transformado en animal, neutralizando su magia, y, cuando
exige de Circe un juramento de que no tramaría ninguna artimaña más en contra
de él.
Segundo: ¿Quién es Penélope?
La
esposa humana de Odiseo que se quedó en Ítaca y que por veinte años ha
intentado mantener en orden el reino, criar a su hijo y evadir las
transgresiones y deseos de los "pretendientes", que no sólo aspiran a
casarse con ella, sino y sobretodo a adquirir poder a través de esa unión.
Penélope también teje y desteje, pero lo hace con su propio destino y el de su
mundo inmediato.
Circe, la mujer mágica y Penélope, la mujer terrenal:
Tanto
Circe como Penélope pueden otorgar a través de sus cuerpos, poder sobre un
reino, el uno mágico el otro terrenal. Las dos tienen una postura con respecto
al sexo: la una lo otorga, como una posibilidad de placer y de procreación y la
otra lo esconde, como su posibilidad de independencia y libertad. Como un
espejo, la una se refleja en la otra, cada una dueña de su propio reino, pero
también sometida a los embistes de los "pretendientes", que en
realidad pretenden usurpar o aprovecharse de la abundancia y de la belleza de
ese reino. Ellas tienen que restaurar, resguardar y sostener esos reinos solas.
Odiseo entonces representaría la energía masculina central en la historia, pero
en la consciencia femenina representa el Rey, el principio activo, que sólo
puede actuar cuando la "esposa" le da su consentimiento, en lugar de
convertirlo en un animal, es decir, en una figura inferior o en una fuerza
arrolladora y destructiva.
Cualidades de Circe en la consciencia femenina:
Poder, seducción, magia, encanto.
Circe
representa el peligro de lo enigmático y de cierta manera la hierofante, la
guía hacia el espacio sagrado, la iniciadora en los misterios del espíritu.
Circe la diosa, tiene poderes de profecía, capacidad de cambiar las formas y de
otorgar regalos mágicos. Cire señala a Odiseo el camino hacia el Inframundo y
le facilita navegar en el mundo desconocido.
La
mujer mágica vive en el espacio que representa el inconsciente, lo indómito,
inexplorado e indefinido. Ella representa lo misterioso y primordial femenino y
por ello mismo ambivalente. De acuerdo a Manuela Dunn Mascetti, en su libro,
"Diosas", la mujer Circe "ha tenido el valor de mirar en su
interior e iluminar una fuerza salvaje" y es activamente y plenamente
sexual.
La
belleza, el encanto y la sexualidad de la mujer Circe, que es parte de su temible
e implacable magia, manifestados como un impulso erótico y sensual, pueden
liberar a las mujeres de una vida restringida y convencional, al estar siempre
en contacto con sus sentimientos profundos, en lugar de ser superficialmente
emocionales. Así como aceptar sus regalos creativos en el ámbito cotidiano,
como lo hace al cocinar, al tejer o coser, al arreglar su casa para que sea más
acogedora para sí misma y para otros.
El
encuentro con Circe hace posible el retorno de Odiseo a Ítaca y a su esposa
Penélope. Es decir, el encuentro con lo femenino mágico nos permite la valoración
de lo femenino familiar manifiesto en el individuo.
El
mundo mágico de Circe y el terrenal de Penélope no se deja engañar por los
supuestos pretendientes que desean sólo satisfacerse a sí mismos. Si bien por
un lado es acogedora, por otro reconoce que no todos son dignos de su
intimidad. Si es cuidadosa de su entorno, se manifestará su fuerza femenina y será
capaz de ejercer en los actos más ordinarios su magia transformativa.
Para que una mujer pueda activar su "poder
mágico" transformador, puede:
1.
Aceptar que es la única persona que actúa en su mundo y toma sus propias
decisiones.
2.
Poner especial atención a las actividades cotidianas, para llenarlas de amor y
no hacerlas mecánicamente o "porque le toca".
3.
Usar sus manos y sus palabras de manera consciente. No lastimar ni herir. No
decir sí cuando quiere decir no. No echar la culpa a los demás. Tomar
decisiones y ejecutar acciones escuchando su intuición, no sus miedos o deseos
banales.
Y
por último, no importa cómo una persona se identifique a sí misma, el poder
mágico de la Diosa puede manifestarse a través de nuestras acciones, desde la
actividad más cotidiana y ordinaria, hasta la más sublime.