En esta segunda parte veremos qué pasa con Psique después de que su amado se va volando de su lado y cómo este camino de búsqueda se convierte en uno de crecimiento, evolución y encuentro.
¿Qué pasa con Psique cuando se da cuenta de que está casada con el dios del Amor, se enamora de él y él se va? Lo que le pasa a cualquier persona cuando pierde su objeto de amor: un profundo dolor. Este inmenso dolor hace que el corazón destrozado de Psique se llene de temores y de angustia y busque calmarse en lo profundo de un río, al cual se lanza con deseos de morir. Pero el río que conocía a Eros y a su esposa, llevó a ésta a la ribera y allí descansó su cuerpo. En ese mismo lugar se encontraba el dios Pan, quien le dijo que dejara de hacerse daño y buscara aplacar a Eros con plegarias, servicios y halagos, quien ha regresado a la casa de su madre, Afrodita.
Mientras tanto Psique vaga sin saber a dónde y llega a la casa de su hermana y luego de la otra, quienes al escuchar la historia del dios del Amor y Psique, muertas de la envidia, van al peñón a ofrecerse como esposas para Eros y que el viento del Levante les lleve suavemente al paraíso donde vivía su hermana con su esposo. Pero ningún viento llega y ambas mueren al lanzarse atolondradamente por el peñón.
Sin saber el destino de sus hermanas y vagando triste por el mundo en busca de su esposo, Psique busca ayuda en varias diosas y dioses, pero nadie se arriesgará a ofender a Afrodita, ya que su ira sería un peligro inmenso.
Finalmente Psique llega a quien inició este proceso: Afrodita. ¿Cómo llega? A través del dios Hermes, el mensajero. Una vez frente al altar de la diosa le pide que sea la intermediaria entre ella y su esposo Eros, su hijo. Afrodita, que estaba dispuesta a vengarse de la joven, no resiste la tentación de humillarla y la somete a un papel de sirvienta fregona. Además de abusar verbalmente de ella constantemente, le asigna algunas tareas que considera imposibles para una humana.
La primera tarea es separar una inmensa pila de semillas de varios granos que estaban todas mezcladas (cebada, trigo, mijo, entre otras), antes de que caiga la noche. El castigo por no realizarla correctamente sería la muerte. Así, Afrodita parte a un festival de bodas y Psique se queda llorando ante su tarea imposible y piensa en suicidarse. Pero un ejército de hormigas acude a su rescate. Son ellas quienes separan las semillas con gran esmero y cumplen con la tarea antes de la llegada de la noche. A regañadientes Afrodita admite que Psique lo ha logrado tolerablemente bien.
Al amanecer del siguiente día Afrodita le asigna la siguiente tarea: Psique debe ir al campo situado al otro lado del río y traer lana dorada de los carneros que allí pastan. Debe volver antes del anochecer o el castigo será la muerte. Psique llega al río con la idea de morir, que parece ser permanente, pero justo en la orilla están unos juncos que le hablan y le dan consejos, evitando que ella se mate, sea porque se lanza al río o porque se acerca temerariamente a los carneros, que son muy violentos y fieros.
La manera de cojer la lana era esconderse hasta que el sol estuviera en lo alto y las ovejas se acercaran a beber agua del río. Cuando allí se acercaran, Psique debía mover las matas y zarzas que estaban cerca de la orilla y la lana se quedaría atrapada en ellas. Una vez empiece a caer la tarde, los carneros se alejarían y ella podría recolectar su tesoro. La muchacha así lo hizo y regresó antes del anochecer a casa de su suegra, quien nuevamente tuvo que aceptar que por increíble que parezca, Psique logró completar la tarea.
Así que, llena de ira y de palabras vengativas, Afrodita da una nueva orden: Psique debe llenar una copa de cristal con agua de uno de los ríos infernales, que están vigilados por monstruos peligrosos y donde no existe un lugar donde pueda apoyarse o pararse. Nuevamente Psique se desploma por la derrota antes siquiera de intentarlo. No llora, sólo siente su impotencia. Pero la Providencia, viéndola tan abatida, fatigada y triste, se apiada de ella y le envía un águila de Zeus, quien recuerda haber sido ayudado por Eros en una aventura pasada. El agua estigia sagrada no puede ser tocada por ser alguno, al ser el río de la vida y de la muerte, por lo que el águila toma la copa de cristal, vuela hacia el centro de la corriente, la inclina hacia la cascada por la que fluye el agua y llena la copa. Luego lleva el recipiente colmado hacia donde Psique se encuentra.
Pero a pesar de haber cumplido su tarea correctamente, Afrodita no se siente ni satisfecha ni tampoco alaga a su nuera. Por el contrario, sigue insultándola y humillándola, llamándola hechicera, le manda una cuarta y última tarea. Esta última tarea imposible es la siguiente: Psique debe llevar al Hades una caja de madera y pedirle a Perséfone un poco de su ungüento de belleza, que luego deberá entregar a Afrodita.
Psique ve la imposibilidad de su tarea y va hacia una altísima torre desde la cual podrá arrojarse para escapar de ese terrible destino. Pero la torre le dice que no sea mezquina, sino que siga las instrucciones que le dará y así podrá ir al inframundo y regresar. Primero le indica la entrada hacia el Hades que está en un lugar escondido, en un sendero no demarcado. Debe llevar en sus manos dos pedazos de torta de cebada, dos monedas de medio penique entre los dientes y la suficiente fortaleza para pasar varias y difíciles pruebas.
Antes de entrar se encontrará con un pastor cojo con su burro cojo cargado con varas de madera, quien derramará algunas varitas y le pedirá su ayuda, pero ella debe pasar de largo sin dirigirle palabra. Después se encontrará con el balsero Caronte a quien le debe dar una de las monedas para cruzar hacia el Hades en su balsa. Si durante el cruce del río, un hombre que se ahoga le pide ayuda, ella debe negarse. Si al llegar se encuentra con tres viejas que tejen con las hebras del destino en un telar que le piden ayuda, ella deberá continuar caminando y no prestarles atención, porque podría quedarse sin su pedazo de torta que necesita para un lugar más oscuro más adelante.
Después se encontrará con el can Cerbero, el guardián del Hades, un perro gigantesco con tres cabezas. A éste debe arrojarle una de las porciones de torta y avanzar mientras las tres cabezas se disputan la comida. Finalmente se encontrará en la antecámara de Persérfone, la eterna doncella, reina de los misteriors. Allí Psique debe rechazar la hospitalidad que Perséfone le ofrece y aceptar apenas la comida más sencilla y al comerla sentarse en el suelo, porque si acepta el lujo de Perséfone, quedará ligada a ella para siempre, debido a una antigua ley. Debe allí pedir a la reina del inframundo un poco de su ungüento de belleza que guardará en el cofre y salir sin preguntar nada, de la misma manera que entró: dándole al can Cerbero el otro pedazo de torta y al balsero Caronte la otra moneda. Y le advierte la torre: "Pero sobre todas las cosas te apercibo que guardes una: que en ninguna manera cures de abrir ni mirar lo que traes en la bujeta, ni procures de ver el tesoro escondido de la divina hermosura."
Psique pasa cada una de las pruebas y tareas con gran sigilo, pero al ver el cofre -justo al final de su viaje y teniendo a la vista la luz y el mundo humano- piensa que un poco de belleza no le vendría mal para resultarle hermosa a su amado Eros. Así, abre el cofre y no hay nada en él, más que un sueño mortal, que instantáneamente le abate y le convierte en un cuerpo sin sentidos.
Cupido ya restaurado de sus heridas y llagas, sin poder tolerar un minuto más sin su amada amiga y sabiendo la desgracia que le había acaecido, se escapó de la casa de su madre por una pequeña ventana y vuela hacia ella, borrando el sueño mortal de su rostro y poniéndolo dentro del cofre. La despierta punzándola con una de sus flechas y la regaña por haber sucumbido a una curiosidad que casi la mata. Luego le instruye que concluya su tarea y lleve a Afrodita el misterioso cofre.
Entonces Eros vuela directamente hasta Zeus y le pide apoyo para su relación con Psique. Y aunque Zeus en un inicio reprende a Eros por su conducta deficiente, finalmente le promete su ayuda. Convoca así el Rey del Olimpo a todos los dioses y pide a Hermes que traiga a Psique a su corte. Zeus da de beber a Psique el vino de la inmortalidad y le concede así un estado similar al de su esposo Eros, con la promesa de que él no la abandonará jamás y será su eterno esposo. Se hizo en el cielo un festival como nunca se celebró antes, donde los dioses tocaron música, cocinaron y comieron y hasta Afrodita bailó contagiada por el jolgorio general.
Cuando llegó el momento, Psique dio a luz una hija llamada Voluptas o Placer, el placer y la dicha de la vida.
Después se encontrará con el can Cerbero, el guardián del Hades, un perro gigantesco con tres cabezas. A éste debe arrojarle una de las porciones de torta y avanzar mientras las tres cabezas se disputan la comida. Finalmente se encontrará en la antecámara de Persérfone, la eterna doncella, reina de los misteriors. Allí Psique debe rechazar la hospitalidad que Perséfone le ofrece y aceptar apenas la comida más sencilla y al comerla sentarse en el suelo, porque si acepta el lujo de Perséfone, quedará ligada a ella para siempre, debido a una antigua ley. Debe allí pedir a la reina del inframundo un poco de su ungüento de belleza que guardará en el cofre y salir sin preguntar nada, de la misma manera que entró: dándole al can Cerbero el otro pedazo de torta y al balsero Caronte la otra moneda. Y le advierte la torre: "Pero sobre todas las cosas te apercibo que guardes una: que en ninguna manera cures de abrir ni mirar lo que traes en la bujeta, ni procures de ver el tesoro escondido de la divina hermosura."
Psique pasa cada una de las pruebas y tareas con gran sigilo, pero al ver el cofre -justo al final de su viaje y teniendo a la vista la luz y el mundo humano- piensa que un poco de belleza no le vendría mal para resultarle hermosa a su amado Eros. Así, abre el cofre y no hay nada en él, más que un sueño mortal, que instantáneamente le abate y le convierte en un cuerpo sin sentidos.
Cupido ya restaurado de sus heridas y llagas, sin poder tolerar un minuto más sin su amada amiga y sabiendo la desgracia que le había acaecido, se escapó de la casa de su madre por una pequeña ventana y vuela hacia ella, borrando el sueño mortal de su rostro y poniéndolo dentro del cofre. La despierta punzándola con una de sus flechas y la regaña por haber sucumbido a una curiosidad que casi la mata. Luego le instruye que concluya su tarea y lleve a Afrodita el misterioso cofre.
Entonces Eros vuela directamente hasta Zeus y le pide apoyo para su relación con Psique. Y aunque Zeus en un inicio reprende a Eros por su conducta deficiente, finalmente le promete su ayuda. Convoca así el Rey del Olimpo a todos los dioses y pide a Hermes que traiga a Psique a su corte. Zeus da de beber a Psique el vino de la inmortalidad y le concede así un estado similar al de su esposo Eros, con la promesa de que él no la abandonará jamás y será su eterno esposo. Se hizo en el cielo un festival como nunca se celebró antes, donde los dioses tocaron música, cocinaron y comieron y hasta Afrodita bailó contagiada por el jolgorio general.
Cuando llegó el momento, Psique dio a luz una hija llamada Voluptas o Placer, el placer y la dicha de la vida.
FIN
Fuentes: Robert A. Johnson, "SHE"; La historia completa como está en el "Asno Dorado" de Apuleyo http://homepage.mac.com/eeskenazi/Eros.html; Margaret F. Dozier, MD, LLC
"CUPID AND PSYCHE The Evolution of Love".
No hay comentarios:
Publicar un comentario