Imagen del cuento "las tres plumas" o "la zarevna rana"
Me encontré el otro día con un cuento que siempre cautivó mi imaginación, desde que, por algún afortunado suceso en mi infancia, en el canal 13 transmitían por tv. cuentos rusos animados. Por un lado tenían toda la maravilla simbólica que son los cuentos populares o del folklore de cada cultura. Entre esos cuentos vi "el caballito jorobadito", "el pescador y su mujer" y claro está, el cuento que me cautivó:"la zarevna rana".
En este caso, al igual que en el caso de "la bola de oro" (donde la princesa besa al sapo y se convierte en príncipe, pero ese cuento no es ruso, sino recopilado por los hermanos Grimm) o "las tres plumas" (cuento en el cual Ivan, el tercer hijo del rey, el bobo, gracias al Rey Rana, se descubre sabio y capaz de conducir con bondad su reino, con una princesa ex-rana como consorte), las apariencias y la verdadera naturaleza de la criatura en cuestión, no van del anca.
Evidentemente las ranas son mucho más de lo que aparentan, y al parecer traen dones para quienes las valoran. Esas humildes criaturas en las culturas andinas han sido consideradas como el símbolo de la feminidad por su habilidad de adaptación, sus maravillosos cambios -de wiyi wiyi a renacuajo a anfibio- y porque anuncian y llaman a la lluvia, que sería la fertilización a la madre tierra. Y claro, son un símbolo de aquello que vive en el inconsciente, y que si lo tomamos en serio se transforma y nos transforma, dándonos dones, enseñándonos maravillas y haciéndonos crecer psicológicamente hablando. Son aquellas que nos transmutan de seres básicos y superficiales (como los hermanos de Ivan) en seres superiores (pasamos de la inocencia e ignorancia a la consciencia), en reyes o reinas; es decir, amplían la Consciencia, en un sentido jungiano. Para un mejor análisis del animal-novio leer el libro de Bettelheim "Psicoanálisis de los cuentos de hadas" (pero no es jungiano).
La zarevna rana, cuya versión completa la pueden hallar en el internet, es aquella que debajo de su piel de rana, oculta magia, belleza, inteligencia, astucia y valentía. Es decir, muchas virtudes que cautivan al joven príncipe (el tercer hijo del rey, llamado, adivinen! Ivan, claro). Pero este cuento trasciende de la primera parte donde la rana salva al rey, donde ella y su magia son puestas a prueba. En este cuento, el príncipe, una vez obtenido lo que deseaba, pierde a su esposa por su apuro y falta de paciencia. La princesa debe marcharse e Iván debe movilizar todos sus recursos, para rescatar a su amor, es decir, Ivan es también puesto a prueba. Y claro, final feliz, pero primero una entrevista con Babá Yagá, personaje de quien hablaré en otra ocasión y que se encuentra presente en muchos cuentos rusos y es, por decirlo poco, la bruja.
Ahora que sabemos de ranas y sapos, de la belleza interior y la magia, no es cuestión de ir besando sapos por ahí, a ver si aparece el príncipe o la princesa de los sueños. Y es que algunos (bastantes) consideran a los cuentos y leyendas como "fantasías". Algo "alhaja" (chévere, cool), para leer e informarse. ¡Gran error! Los cuentos, mitos, leyendas y demás, son realidades, realidades muy reales, no paralelas y no extra dimensionales, sino: realidades del inconsciente. Es decir, no por nada estos cuentos han trascendido el tiempo y el espacio, y si lo han hecho es porque aluden al mundo interior, al alma, al sentido de la vida. Si se le quiere dar a esta realidad tangibilidad o materialidad, lo único que resulta es un encuentro con la pérdida de significado vital. Pero si se lo toma simbólicamente, y no como un signo o una "fantasía", sino en el pleno sentido que tiene la palabra símbolo, es transformador. Por eso los hindúes curaban las aflicciones del alma o psicológicas (de la psyché, o alma en griego) con cuentos.
Encontremos pues, la princesa o el príncipe rana en nuestros sueños, en los cuentos o en los mitos, en ese espacio de metamorfosis, de magia, de pura alma y dejemos de besarlos en la realidad material, ¡porque no los vamos a transformar! Pero sí internamente. Aunque a veces también encontramos que se transforman en la vida real...
¿Será que son buenas parejas? ¿No será que una rana es buena pareja solamente para un sapo? Quién sabe... a veces las princesas no son buenas parejas para los príncipes y viceversa (que lo digan Carlos y Diana). Lo mejor debe ser salir a besar princesas...
ResponderEliminarUna rana es una buena pareja, pero no por eso hay que ir besando ranas por ahí, además las princesas y los príncipes están escasos. Y de tanto casarse endogámicamente, están un poco "desgastados"... Por eso príncipes y princesas no hacen buenas parejas, porque son primos! Mejor salir y besar y probar, a lo mejor y por ahí, una de esas noches te encuentras con una simpática rana, o una princesa "encantada" y talvez hasta encantadora... Sal y besa! Qué importa si es princesa, campesina o rana!
ResponderEliminarSalir y besar... Suena fácil pero no suele serlo tanto así para mí. A este paso me esperan sólo los besos en las bocas de las botellas.
ResponderEliminarCreo que no deberías quejarte de los besos, porque hasta los más imposibles se hacen realidad, o no? Besa botellas, pero después búscate unos labios de verdad.
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