Por otro lado, muy lejos geográficamente de Baba Yagá vive la Cailleach o Hechicera Azul, conocida en el folklore irlandés y escocés. Es conocida en gaélico como Cailleach Bheur. Cailleach significa "velada" y bheur significa "azul", hoy en día son términos utilizados para designar una bruja o hechicera de piel azul. Existen otras cailleachs en Escocia e Irlanda y algunas variedades de brujas azules en Inglaterra y Gales. Existen múltiples narraciones que se refieren a ancianas feas y ajadas, a veces hechiceras, otras duendes, que traen la enfermedad, el invierno o la muerte. La Cailleach Bheur mora en los Montes de Ben Nevis, piedras caidas de sus cestos formaron las islas Hébridas (aunque tengo una narración que describe como su deseo por Daghda, el padre del pueblo de los tuatha de-danaan, en una orgiástica y gozosa masturbación dio lugar a piedras y peñascos, además de montañas, mesetas, islas y más).
Se considera que su cara es azul a causa del frío y sus cabellos blancos como la nieve y la escarcha. Tiene una vara de acebo que está coronada por una calavera de cuervo y que al tocar a alguien con este palo, morirá. Sus poderes crecen desde el primero de noviembre y decrecen hasta el primero de mayo, es decir, cuando los días son más cortos, hasta el equinoccio de primavera y un poco más. En la celebración de Beltane (celta) renuncia a la lucha y tira su vara bajo un árbol, por lo que se dice que bajo ese árbol no crece hierba. Ella entonces se contrae hasta tomar la forma de una piedra gris esperando el retorno de Samhain, hoy en día Halloween.
Entonces, ¿qué tienen este par de brujas en común? Al parecer ambas son muy buenos ejemplos de la degradación de la diosa invernal o el rostro de la diosa como anciana, en la creencia antigua de la Diosa como la triple-diosa: virgen, madre y anciana. Los antiguos celtas creían que en la oscuridad es donde surge la nueva vida, así como la semilla en el vientre de la tierra, antes de estallar hacia el sol. Igualmente Baba Yagá es esa oscura y "malvada" bruja, antropófaga, que aparentemente ayuda a quien le sirve bien (como en el cuento de Vasilissa, la hermosa), es decir, de lo oscuro surge la luz del entendimiento. Ambas brujas representan la fuerza salvaje femenina y por supuesto, la muerte, pero no como un lugar de no-retorno, sino como un lugar de aprendizaje. Lo que nos enseñan estas brujas y el encuentro con ellas en lo profundo de un bosque de tierra tenebrosa o yerma es la salvaje fuerza gozosa y vital de la psique, donde del orgasmo surgen las montañas y la vida baila, con la forma de una casa sobre unas locas patas de gallina, es decir, sobre algo anodino e instintivo. El matiz peyorativo de la palabra "bruja", especialmente el que surge después de la Edad Media, sirve para alejar a las personas del conocimiento que trae la naturaleza profunda y salvaje, del profundo inconsciente, con elementos positivos y necesarios, que hoy en día han sido enterrados, por el temor que surge del poder femenino. Entrar al servicio de lo irracional, de lo desconocido, con los ritmos naturales (frente al ritmo frenético que nos impone la sociedad hoy), es el camino hacia la renovación interna, que se puede aprehender en los cuentos, los mitos y por supuesto, en los sueños. (Para un análisis más profundo de Babá Yagá ver el libro de Pinkola-Estés).
Hace tres años volví de un viaje turístico a Perú casi inconsciente. A la noche de mi vuelta, me internaron en una clínica de Buenos Aires. Tuve varios paros cardíacos, me habían dejado de funcionar los riñones, el páncreas y uno de mis pulmones. Me dieron un 10% de posibilidades de supervivencia. Pero eso no es lo importante. Lo que más me llama la atención es un sueño que tuve mientras estaba en coma, y el último que recuerdo. Yo estaba tendida en un lugar extraño. A mi izquierda había una especie de coro de mujeres y a mi derecha estaba una mujer de unos cincuenta años, vigilante y vestida de blanco. En mi delirio supe que el coro de mujeres tenía que decir algo así como ¡Baba Yagá! Cuando supe eso, supe también que iba a sobrevivir. Mi período de recuperación fue largo y tardé mucho en buscar en Google algo acerca de Baba Yagá. Cuando lo encontré, me sorprendí mucho. Resulta que Baba Yagá es la versión degradada de una antigua diosa que custodia las aguas de la vida y de la muerte. Se viste de blanco, como en mi sueño y decide a su arbitrio quiénes pasan de largo y quiénes se quedan de este lado, como yo. Lo que realmente me interesa es ponerme en contacto con gente que haya tenido experiancias similares. Cuando estaba a punto de morirme no vi la luz al final del túnel ni nada por el estilo. Solamente vi lo que les cuento y me gustaría mucho saber si alguien tuvo alguna experiencia similar.
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